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¿Qué es la microbiota? Descubre el poder de las bacterias en tu cuerpo

Actualizado: 29 jul


La microbiota intestinal es importante para mantener una buena salud digestiva

¿Qué es la microbiota intestinal y cuál es su propósito?


Dentro de tu cuerpo habita todo un universo de bacterias y otros microorganismos. Incluso desde antes de nacer comenzamos a ser colonizados por estos pequeños seres que se quedan a vivir con nosotros para siempre, cumpliendo funciones vitales para el ser humano.


A este conjunto de huéspedes, formado por cientos de billones de bacterias, hongos y virus que habitan tanto dentro como en la superficie de nuestro cuerpo, lo conocemos con el nombre de microbiota.


Tenemos microbiota en todas partes: en la boca, la nariz y las manos. Sin embargo, el sitio donde se concentra la mayor población de estos microbios es el intestino grueso y, específicamente, en la zona del colon. Esta es la microbiota intestinal, también llamada “flora intestinal”.


La microbiota intestinal forma un complejo entramado de comunicaciones entre el intestino y los órganos, que actúa sobre diversos sistemas y regula importantes funciones del organismo. Por eso, se le reconoce como un “órgano olvidado” o un “centro de control” desde donde se dirige el cuerpo humano.


Se trata, de una relación de colaboración entre ser humano y bacteria, una interacción que beneficia a las dos partes y, según dicen las investigaciones más recientes, nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra evolución, jugando un rol clave en el desarrollo del cerebro humano, sus procesos biológicos y la salud en general.



Composición de la microbiota intestinal: ¿De qué depende?


Una mujer y la relacion del intestino con la microbiota, huella digital

La composición de la microbiota intestinal es única en cada persona. Tal como una huella digital es irrepetible y nunca encontrarás a alguien que tenga exactamente tus mismos patrones, el microbioma (conjunto de genes que conforma la microbiota en un entorno particular) también es único e irrepetible. 


Esto sigue siendo uno de los grandes misterios de la biología humana ¿Cómo es posible que una diversidad tan vasta de bacterias, que se comportan de manera tan compleja y única, pueden tener resultados tan similares en las tareas que cumplen dentro del organismo?


Todo comienza cuando nacemos. En esa experiencia inicial de la vida es cuando recibimos la primera carga de microorganismos que nos colonizarán completamente en los primeros meses, llegando hasta el intestino grueso a través de la alimentación y otras interacciones con el mundo fuera del vientre materno.


Así, desde el primer día de vida, la microbiota del ser humano se va enriqueciendo y transformándose, hasta llegar a una madurez cerca de los tres años. Pero como en cualquier comunidad, las bacterias, virus y hongos que habitan en nuestro interior no se quedan estáticos. 


Hay muchos factores que hacen que la composición de la microbiota intestinal varíe a lo largo del tiempo, provocando cambios apreciables en tu cuerpo a mediano y largo plazo. Los más influyentes en esta continua transformación son: 


  1. Edad.

  2. Genotipo.

  3. Tipo de parto.

  4. Exposición a bacterias del ambiente en edad temprana.

  5. Tipo de alimentación.

  6. Uso de medicamentos y, sobre todo, antibióticos. 

  7. Ejercicio.

  8. Ubicación geográfica.

  9. Otros factores ambientales.


¿Cómo afecta cada uno de estos aspectos en la composición de tu microbiota? Aquí te dejamos una breve revisión de la influencia que ejercen en tu cuerpo y un análisis de los resultados que generan:


1. La edad y la microbiota intestinal

En los primeros días de vida, la carga microbiana y su diversidad de especies, tanto dentro como fuera del cuerpo, es baja, y va aumentando con el correr de los meses.


En este sentido, el primer año de vida es clave para el establecimiento y desarrollo de la microbiota intestinal y, llegando a los 3 años, la microbiota de un niño o niña alcanza un estado de madurez comparable a la de un adulto sano, manteniéndose más o menos estable desde ahí en adelante.


Luego, con la vejez, se reducen algunas cepas de bacterias benéficas, como bifidobacerias y bacteroides, mientras que aparecen otros patógenos oportunistas. Esto puede afectar la composición y funcionamiento de tu comunidad de microorganismos y, con esto, se pueden desencadenar enfermedades y complicaciones que veremos en las próximas secciones.


2. Genotipo y microbiota intestinal

La información genética de las personas puede influir en la salud de la microbiota

La genética de cada persona también afecta la formación, composición y posteriores cambios que experimenta la microbiota intestinal. Como la carga genética viene dada desde antes de nacer, es el primer factor que regula la riqueza en la variedad de especies que habitarán dentro de uno.


Aun así, se sabe que no es el factor más preponderante entre los elementos que influyen en la función de tu flora intestinal; otros aspectos, como la alimentación, la edad y el uso de medicamentos, tienen un rol mucho más protagónico en esta tarea.


3. Tipo de parto y microbiota intestinal

El tipo de parto también es clave para determinar la microbiota de una persona. Ya comentamos que la colonización de los microorganismos se desencadena con el nacimiento, pero la composición de dicha comunidad difiere dependiendo de si uno nace por vía vaginal o por cesárea.


Algunas investigaciones han encontrado que el paso por el canal vaginal al nacer aporta distintas cepas de bacterias, como Staphylococcus, Corynebacterium y Propionibacterium, y afirman que esta exposición es clave para el desarrollo de la microbiota adulta


Por el contrario, la cesárea se vincula con un mayor riesgo de desarrollar asma, alergia y enfermedades autoinmunes. Sin embargo, las investigaciones más recientes no son concluyentes al respecto y señalan que estas diferencias son más notorias en los primeros meses de vida, pero tienden a desaparecer a partir de los 6 a 9 meses de edad.


4. Exposición a bacterias del ambiente en edad temprana

Como vimos antes, las bacterias que se relacionan con nosotros en el día a día colonizan todas las superficies del cuerpo humano que están expuestas al ambiente. 


Sobre esto, diversos estudios han mostrado que la falta de exposición a microorganismos patógenos y no patógenos en los primeros meses de vida puede aumentar las probabilidades de sufrir asma y otros problemas de salud, debido a un desarrollo deficiente del sistema inmune.


De hecho, investigaciones realizadas con bebés gemelos muestran que, aunque el componente genético es clave para la microbiota del cuerpo humano, los factores ambientales siempre pesan más. Aquí se incluye toda una variedad de elementos capaces de modularla, como dieta, medicamentos, estilo de vida y otros.


5. La alimentación y la microbiota

La alimentación es un pilar fundamental para mantener salud digestiva y equilibrio en la microbiota

Sin duda, la dieta es el factor que más pesa si miramos la composición de la microbiota intestinal a mediano y largo plazo. Después de la infancia, esta continúa su desarrollo y los alimentos que ingerimos pasan a ser los principales moduladores de la comunidad.


Se sabe que estos pequeños seres vivos están involucrados en el almacenamiento de energía de los alimentos y en una gran variedad de funciones metabólicas. Por ejemplo, se encargan de fermentar y absorber compuestos que no se logran digerir en el intestino delgado, como las fibras vegetales, uno de los alimentos preferidos de nuestras bacterias.


Es más, los expertos coinciden en que una dieta saludable y variada constituye una “medicina básica” para el cuerpo humano, pues los alimentos influyen significativamente en la diversidad de las bacterias que albergamos, y esto es muy importante para la prevención de enfermedades, como veremos más adelante.


Esta idea no es algo nuevo, de hecho, Hipócrates, el padre de la medicina, solía decir que  “todas las enfermedades comienzan en el intestino”. Por eso, es fundamental tener claro qué alimentos nos hacen bien y cuáles es mejor evitar.


6. Uso de antibióticos y microbiota intestinal

Hay algunos medicamentos que pueden alterar tu microbiota intestinal, sobre todo si los tomas sin prescripción médica. Entre ellos, los antibióticos son los que pueden causar mayores desbalances porque, como dice su nombre, se usan para combatir infecciones causadas por bacterias, pero no son del todo selectivos en su actuar. De ahí que el abuso de antibióticos esté ligada al aumento de patógenos resistentes a estos medicamentos. Existe mucha evidencia sobre su efecto deletéreo a largo plazo, ya que provocan una disminución en la diversidad de las bacterias, que se puede mantener por meses o incluso más.


De esta forma, los antibióticos, junto  con otros medicamentos y compuestos químicos a los que nos vemos expuestos día a día (como los pesticidas), pueden generar disbiosis intestinal en nuestro cuerpo, es decir, un desequilibrio interno en la microbiota, capaz de desencadenar enfermedades crónicas y otras complicaciones.


7. El ejercicio y la microbiota intestinal

La actividad física ayuda a mantener una microbiota sana

La actividad física también enriquece tu flora intestinal y se ha comprobado que esto tiene una relación positiva con la absorción de proteínas. 


Esto se debe a factores tanto internos como externos: por un lado, los deportistas se exponen más a la biosfera ambiental y, por otro lado, suelen llevar estilos de vida más saludables, lo que promueve una comunidad más diversa de bacterias y les permite disfrutar de los beneficios de una microbiota sana.


8. La ubicación geográfica y la microbiota intestinal

Cuándo nos preguntamos “¿qué es una microbiota normal?”, el factor geográfico no se puede pasar por alto. Actualmente, se sabe que hay diferencias en la composición de la microbiota en personas que viven en África y Europa, por ejemplo, y esto se debe a varios aspectos, como:


  • Características atmosféricas.

  • Genética.

  • Tipos de alimentos ingeridos.

  • Estilo de vida del entorno.

  • Aspectos culturales.

  • Otros.


Las funciones que cumple la microbiota intestinal


La microbiota se conecta con diferentes órganos del cuerpo, potenciando una acción positiva

Ya lo decíamos antes: la microbiota se podría definir como un órgano vital, por la cantidad de conexiones que forma con otros órganos en todo el cuerpo, a través de vías neuronales, endocrinas, humorales, inmunológicas y metabólicas. 


De hecho, al complejo microbiota-intestino se le conoce como un “segundo cerebro”, que controla una larga lista de funciones, desde la respuesta inmune hasta el metabolismo energético, el desarrollo del cerebro, la conducta y los estados de humor.


Este importante complejo se conecta con nuestro cerebro a través del nervio vago, que comunica el tracto gastrointestinal con el sistema nervioso y forman el eje intestino-cerebro. Así, logra coordinar los centros emocionales del cerebro con funciones tan importantes como el reflejo intestinal, permeabilidad intestinal y la activación inmune.


¿Has escuchado la expresión “sentir una emoción con el estómago” o “reaccionar desde las vísceras”? En cierto modo, la idea de que en nuestros intestinos hay algo vital ocurriendo ha estado presente en diferentes culturas y épocas.


Así, cuando está sana, se generan relaciones benéficas que se asocian con la salud y calidad de vida de las personas. Es posible identificar muchas importantes funciones que cumplen estas bacterias en nuestro cuerpo, y aquí revisamos algunas de las más conocidas:


Fortalece el sistema inmune y mejora la salud

Los microbios en nuestro interior cubren todo el intestino y lo protegen de la invasión de microorganismos patógenos. De hecho, el intestino es el lugar donde habita la mayor parte de las células inmunes del cuerpo y la microbiota intestinal tiene un papel clave en su maduración y en el normal desarrollo de las funciones inmunológicas. 


Aquí entra en juego lo que mencionamos antes: la falta de exposición a bacterias beneficiosas y perjudiciales para el ser humano en edad temprana podría resultar en un desarrollo deficiente del sistema inmune y una alta probabilidad de adquirir enfermedades de todo tipo a largo plazo. 


Además, diversos estudios han demostrado que esto también es crucial para la prevención de desórdenes autoinmunes y degenerativos, como es el caso de la enfermedad del Parkinson y Alzheimer. Recordemos que la edad es un factor clave para la composición de la microbiota intestinal.


Mejora la absorción de nutrientes y fármacos

La microbiota sana mejora la absorción de nutrientes y de medicamentos

Los científicos afirman que la microbiota intestinal debería ser considerada un aspecto clave en la nutrición, puesto que participa en la extracción de energía y nutrientes de nuestros alimentos, así como en su almacenamiento. 


Por ejemplo, el metabolismo de la lactosa, las proteínas y las grasas, se ve influenciados por la función de la flora intestinal. Esta también facilita la síntesis de vitaminas (K, B6, B12) y minerales (calcio, el hierro y el zinc).


Por último, cabe destacar que otra de las funciones de la microbiota es mejorar la absorción de ciertos fármacos, como los que se utilizan en quimioterapia e inmunoterapia contra el cáncer.


Mantiene tu intestino saludable

Las bacterias y otros microorganismos que forman la microbiota colonizan y cubren todo el intestino grueso, protegiéndolo de invasiones patógenas.


Al mismo tiempo, la flora intestinal favorece la digestión de los macronutrientes que están presentes en los alimentos, y esto tiene dos consecuencias positivas: 


  • Hace que los nutrientes estén biodisponibles, es decir, los pone a disposición del organismo para su absorción y posterior uso.

  • Puede prevenir las molestias digestivas, como el estreñimiento, hinchazón y gases que, a la larga, se convierten en factores de riesgo para otras enfermedades.


Disminuye inflamación sistémica

Una microbiota saludable reduce desórdenes inflamatorios generalizados en el organismo, lo que disminuye las probabilidades de sufrir enfermedades como el cáncer. 


Por el contrario, la evidencia indica que, cuando la microbiota intestinal está alterada por algún motivo, pierde diversidad y comienza a generarse un estado pro inflamatorio que facilita la instalación de enfermedades que pueden ir desde problemas metabólicos y gastrointestinales a enfermedades inmunológicas y neuropsiquiátricas.


Influye en el estado de ánimo

La microbiota sana ayuda a tener un mejor ánimo cada día

El eje microbiota-intestino-cerebro está implicado en enfermedades neurológicas y psiquiátricas. Por ejemplo, se ha visto que la microbiota intestinal tiene un efecto sobre la ansiedad, el estrés y la depresión, y que las cepas probióticas de lactobacilos son capaces de mejorar sus síntomas. 


Además, la microbiota y los metabolitos derivados de su actividad regulan la producción de neurotransmisores químicos, como la serotonina, que se produce mayormente en el intestino y es super importante para la regulación del humor por parte del cerebro.


Regula la conducta alimentaria

Los más osados se atreven a afirmar que las bacterias incluso pueden llegar a “controlar nuestra mente” e influir en nuestras decisiones alimentarias. ¿Cómo?


Diversos estudios apuntan a que la microbiota intestinal no se alimenta pasivamente de los nutrientes que vamos consumiendo durante el día, como solía pensarse antes. Al contrario, nuestras bacterias influirían en las decisiones que tomamos para alimentarnos, con el fin de favorecer su propio crecimiento.


Aunque los estudios no son definitivos, se plantea que el mecanismo por el cual la microbiota desempeña esta función es a través de la liberación de moléculas señalizadoras en el intestino. Así, dependiendo de las especies de bacterias que habitan tu intestino, estas podrían estar definiendo cuál será tu próxima comida.


Disbiosis intestinal: ¿Qué pasa cuando la microbiota pierde su equilibrio?


La disbiosis es un desequilibrio de la microbiota intestinal

Parece magia, pero no lo es. Una microbiota normal o saludable (eubiosis) actúa en un sinnúmero de procesos internos que hacen que todo funcione bien a nivel general y que podamos sentirnos bien, al final del día. Todo gracias a nuestras bacterias. 


Nuestro organismo se beneficia de la función de la microbiota y sus efectos sobre la salud a nivel metabólico, inmunitario, neuronal y además de mantenernos felices para asegurar su propia vida al interior del cuerpo. 


Sin embargo, un pequeño desequilibrio es capaz de provocar una reacción en cadena, que podría resultar en la aparición de en enfermedades y complicaciones. A esto le llamamos disbiosis, una condición que puede generar el desarrollo de diferentes enfermedades, como:


  • Hipertensión: Investigaciones recientes han demostrado una asociación entre la hipertensión arterial y ciertas cepas de bacterias intestinales, como Firmicutes y Bacteroidetes, aunque se sabe que una disminución en la microbiota puede aumentar o disminuir la presión, dependiendo de la genética de cada uno.

  • Obesidad: La composición de la microbiota también juega un rol clave en el desarrollo de la obesidad. Algunos estudios señalan que personas que sufren obesidad poseen una microbiota menos diversa, pero con mayor capacidad de fermentación y almacenamiento de energía a partir de los alimentos. 

  • Enfermedades cardiovasculares: Se ha encontrado que ciertos metabolitos derivados de la actividad de la microbiota intestinal contribuyen a la aparición de problemas cardiovasculares.

  • Diabetes: También se dice que la progresión de la diabetes está íntimamente relacionada con la disbiosis intestinal y las transformaciones que ha experimentado la alimentación del ser humano en las últimas décadas, caracterizada por priorizar las grasas sobre las fibras.

  • Cáncer: Incluso en enfermedades que antiguamente se creían incurables, como el cáncer, la microbiota intestinal está tomando mayor importancia y, actualmente, se sabe que las alteraciones en nuestra microbiota contribuyen al desarrollo de cáncer colorrectal, de próstata y gástrico.

  • Enfermedad inflamatoria intestinal: Existe mucha evidencia sobre la influencia que tiene el desequilibrio de nuestra comunidad de bacterias internas en la inflamación del intestino, que provoca una inflamación en el tracto gastrointestinal y se puede expresar como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.

  • Enfermedades autoinmunes: Otros efectos de la disbiosis intestinal que se han encontrado son algunas alergias y enfermedades autoinmunes, como la desmielinización de los nervios que lleva a la aparición de esclerosis múltiple, por ejemplo. 

  • Desórdenes psicológicos: Y si se desordenan nuestras bacterias, nosotros también. Así lo han demostrado diversos estudios que conectan ciertos desórdenes psicológicos, como la depresión, ansiedad y el estrés, con una reducción de la diversidad de la microbiota y la aparición de patógenos oportunistas.


¿Cómo mejorar la microbiota intestinal? 7 consejos prácticos para ayudar a tus bacterias


Alimentos probióticos para una microbiota sana

Como vimos a lo largo de este post, tener una microbiota normal o saludable debería ser una prioridad para cualquiera que busque mantenerse sano por más tiempo y disfrutar de una mejor calidad de vida hasta avanzada edad.


Hay que tener claro que cualquier desbalance en la comunidad de bacterias alojadas en nuestro interior puede desencadenar enfermedades a mediano y largo plazo. Por eso, preocuparse por la salud de estos microorganismos es la mejor forma de prevenir complicaciones y tener una microbiota sana, activa y poderosa. 


Entonces, ¿cómo mejorar la microbiota intestinal? Estas son 7 ideas que puedes poner en práctica en tu día a día para fortalecerla:


1. Aliméntate bien: Como dicen por ahí “somos lo que comemos”... o lo que nuestras bacterias quieren que comamos. Por eso, si quieres prevenir enfermedades desde los alimentos, asegúrate de tener una dieta variada y prefiere las fibras, cereales integrales, semillas y vegetales por sobre los alimentos ultraprocesados. 

2. Incluye probióticos y prebióticos en tus comidas: Mención aparte para los alimentos que aportan organismos vivos a la microbiota (probióticos) y aquellos que sirven para nutrir a nuestras bacterias directamente (prebióticos). Sobre todo, destacamos el grupo de los fermentados, como el kimchi, el chucrut y el miso.

3. Prefiere la lactancia materna: A través de la leche, la madre le traspasa al bebé todo lo que necesita para desarrollar un microbioma intestinal sano y gozar de buena salud a lo largo de su vida. 

4. Evita automedicarte: Nunca consumas medicamentos que no hayan sido recetados por un médico. En caso de tomarlos, apégate a los plazos aconsejados por el especialista, especialmente si se trata de antibióticos. 

5. Aprende a gestionar tus emociones: Las emociones son viscerales y se sienten con todo el cuerpo. Por eso, a veces, situaciones de alto estrés pueden alterar el equilibrio de nuestra microbiota, desencadenando todo tipo de malestares. 

6. Mejora tu estilo de vida: Hacer ejercicio regularmente fortalece la salud de las bacterias que habitan dentro del ser humano. Además, evitar sustancias que tienen efecto inflamatorio en el cuerpo, como el alcohol y el tabaco, también ayudará a tener una mejor calidad de vida.

7. ¡Cuida tu cuerpo! Asegúrate de beber suficiente agua, duerme las horas necesarias y lava tus manos antes de comer. Evita exponerte a microorganismos patógenos que pueden provocar desequilibrios en tu microbiota.


Como ves, no es tan difícil mantener una comunidad de bacterias felices y saludables, pero un pequeño desbalance en su composición es capaz de generar una cadena de desequilibrios que podrían derivar en enfermedades graves, dada la importancia de la función que desempeñan.


La noticia positiva es que con pequeños ajustes en la rutina diaria podemos asegurar las condiciones óptimas para que nuestras bacterias desempeñen sus labores en equilibrio y armonía, y así disfrutar de los beneficios que ofrece una microbiota normal y sana :)



 

¿Cuando te pregunten qué es la microbiota? ¡Tendrás mucho qué contar!

Comparte esta entrada para que la educación en salud llegue a todas partes.

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